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Esposa sumisa, fiel, inmaculada, frígida, devota..

Como decía al final del anterior relato, la noche continuó. En el restaurante unimos las mesas, después de las respectivas presentaciones y unos chupitos, nos fuimos todos juntos a un lugar de copas que ya estaba reservada una zona. No había dejado nada al azar. No lo había contado en el anterior relato, pero Judith iba con unos vaqueros lavados, ajustados, que remarcaban perfectamente su parte trasera, unos deportivos blancos y una blusa de color verde esmeralda. Sin maquillaje y cuando me vio, se sonrojo. Luego a una de sus amigas entre dientes y con cierto tono de mala leche le recrimino… “Ya podías haber avisado, que menudas pintas que llevo” y su amiga le dijo la verdad, que estaba muy bien.

La magia de las mujeres no quiso venir conmigo en mi coche, llegamos nosotros primeros, esperamos a que llegaran y cuando lo hicieron, Judith llevaba cambiado su peinado, no mucho, pero se notaba y su cara era otra, se había maquillado, muy levemente, pero lo había hecho. Hablamos, bailamos y luego nos apartamos de los demás, hacía fresco y como nos salimos del local, le dejé mi cazadora a Judith, nos fuimos alejando tranquilamente, un paseo muy lento, hasta que ella me dice… “Carlos, no te quiero confundir, pero mucho menos me quiero confundir yo, para que eso no pase, nos tenemos que sentar tranquilamente y hablar lo que tengamos que hablar, con total sinceridad” y como estaba conforme le dije que el momento era bueno para hacerlo.

Se queda sin saber que decir hasta que expresa que el sitio ideal no es en mitad de la calle. Por eso le respondo… “No he dicho que aquí sea el mejor sitio, he dicho que el momento era bueno. Mi casa está a tiro de piedra, podemos ir, estar calentitos y no te preocupes, que, si quieres seré muy bueno y no intentare nada, salvo que tú quieras” frunció el ceño, “gruño” algo y me replica… “No es eso, no desconfío de ti, es que… bueno… déjalo, venga vamos, pero antes me tengo que despedir de mis amigas” y regresamos junto a los demás. Mientras les digo a mis amigos que ya nos veremos, escuchó sin querer, como Judith a un comentario de una amiga que le dice algo así como que no haga nada que ella no hiciera, Judith entre otras cosas se queja de algo y le dice algo de “pelos”, lo que entiendo como que no está como ella quisiera.

No le doy importancia y por ser la primera noche, dejaré que ella inicie las “hostilidades” si es que quiere algo. Nada más llegar a mi casa, no a la vieja. Le digo dónde está el aseo por si quiere ir y como en el camino ha dicho que le apetecía un chocolate, mientras ella agradeció lo de ir al baño, fui a la cocina y saqué todo para hacer el chocolate. Cuando me ve rayando el chocolate me dice… “JAJAJA… ¿Es que no tienes paladín o algo parecido?” le digo que me deje que se lo que me hago y ella viene de frente no se amilana…

— Nunca me he encontrado con un hombre como tú, eres una caja de sorpresas y no sé si eso es bueno o es malo. He indagado mucho sobre ti, porque rascando, rascando, he encontrado en Alicante muchas personas que tenemos en común.

— Yo también he hecho mis deberes e hice lo propio. Bueno… no te pregunto qué te han dicho, lo que si te pregunto es… ¿A qué conclusiones has llegado?

— Jajaja… es muy complicado, te aman o te odian, aunque los de odiarte son muy poquitos, la mayoría te adoran. Mi conclusión es que no eres un hombre al uso, que eres como una cebolla, con muchas capas protectoras, que no tratas de disimular y no eres de los que siempre quiere quedar bien. Que para ti los amigos son algo sagrado.

— Que sosos, esperaba algo más jugoso, jajaja…

— Jajaja… también me han informado de tu lado más… intimo.

— No vayas por capítulos, vamos a ver qué hay de verdad.

— Los hombres dicen que tienes mucho peligro y que hay que estar ojo avizor contigo, las mujeres que estas como eso que estás haciendo, como un buen chocolate, por ser fina, jajaja… pero entre esas mujeres algunas y coinciden sin estar juntas, eres un portento sexual, igual eres un osito modoso, que un toro bravo, vamos que contigo hay “BERREA” asegura y de la parte física, creo que exageran en algunas cosas, que no voy a entrar.

— No sé si eso será bueno… JAJAJA.

— Pero si tengo algo clavado, me gustaría saber por el desplante del día que me decidí a cantar la canción y ya me cuentas qué has averiguado de mí.

— No fue un desplante como tal, en ese momento tenía que ser así y no hay más. De ti poco he averiguado, necesitaba saber tus movimientos para poder hacer lo de la cena y de todo lo que me he enterado, lo más que me ha llamado la atención Ximo, que lo veo muy poca cosa para ti, no sé, me cuesta ver esa unión. No sé cómo explicarme.

— Te equivocas, Ximo es muy especial, una persona delicada, sensible, que sé que me ama con locura y que haría cualquier cosa para hacerme feliz, lo que fuera y si vas por el sexo, es verdad que no es lo pasional que me gustaría, no va en su ser. Tal vez eso sea lo que nos frustra. Lo mismo piensas que soy muy básica, superficial.

— No me parece nada superficial, para mí, para que una pareja funcione, el sexo es un cincuenta por ciento, como mínimo.

— En eso coincidimos. De todas maneras, para mi eres un enigma por descifrar. Atraes de una forma brutal y tu mirada es de un potencial muy peligroso. Así que no me mires así, que no quiero hacer nada… ¿Me entiendes?

— Si no me han engañado el día 24 lo pasa aquí sola. Te propongo algo, hace varios años que no celebro la Navidad, este año voy a celebrar la Nochebuena con varios amigos, ¿Te vienes?

— No te llegaras a arrepentir y darme plantón ¿Verdad? Porque no me haría ni p… gracia, una vez pase, dos… GRRMMMM…

— Ni juro ni prometo, pero tienes mi palabra de que eso no ocurrirá.

— Pues me comprometo a lo mismo, que tengo tanta palabra como tú.

Nos tomamos el chocolate, seguimos hablando de todo. Cuando empezó a clarear el día, me ofrecí a llevarla y se negó, dijo que pediría un coche y no hubo manera de hacerla cambiar de opinión. De todas maneras, la acompañé a la calle y cuando llegó el coche que la llevaría, nos dimos dos besos, seré más exacto, le di un beso en una mejilla y el siguiente se lo plantifique en la boca. Paso de beso a un muerdo, modo ventosa, que duró varios minutos, cuando terminamos, sonrió, me miró y me dijo… “Bufff… tienes mucho más peligro de lo que pensaba, madre mía, CUÁNTO PELIGRO” y se subió al coche, bajó la ventanilla y me dijo que me diera de alta en WhatsApp, que por el chat y el correo era un coñazo.

A la cena de Nochebuena venían también Victoria y su mujer, Adriana y Tiano, Ray y Daniela, hable con todos menos con Ray, Victoria me dijo que por ella no había problemas, que la había visto una sola vez y no le caía mal. Adriana me dijo… “Me alegro, te he dicho que te tenías que lanzar, que es una mujer que vale la pena y os gustáis los dos” y todo quedó así. Estaba almorzando cuando se me acerca Ruth y me dice que Loren su marido, quisiera conocerme y quedamos esa misma tarde, me dio la dirección y no hablamos nada más. Estuve de compras, pequeñas compras de cosas de última hora.

Acabe de comprar a buena hora, me fui a casa, me cambié y mientras lo hacía trataba de descifrar lo que iba a ocurrir, la imagen que me hice creo que sería muy aproximada a lo que pasaría. Como siempre llego puntual. Me abre la puerta Ruth que me deja con pocas palabras. Su 1,70 con las sandalias que lleva la ponen casi a mi altura. Por si alguien no lo recuerda, tiene 37 años, su melena morena la lleva suelta y ondulada, lleva un vestido que está claro que no es para esa época del año, pero en su casa y con calefacción, que estaba a tope, se podía llevar tranquilamente. Llevaba un vestido de color rojo intenso, de tirantes finos y escote en V, que muestran sus pechos, que son más grande de lo que había calculado. Igual que sus caderas, con la ropa que llevaba habitualmente se percibían unas caderas más anchas, que no es que eso hiciera que se viera mal ni mucho menos. El vestido estaba por encima de sus rodillas, bastante por encima. El vestido era ajustado y lo que se le marcaba la hacía tremendamente sensual.

Nos saludamos con los típicos dos besos y fuimos a donde estaba su marido. Le recordaba de haber coincidido una vez en algún evento, pero se acordaba más que yo. Si había empezado bien la tarde viendo a Ruth, fue a más cuando nos trajo el café que habíamos pedido, que me lo dio diciéndome… “Espero haber acertado con el café, que no entiendo mucho” probé el café y lo reconocí de inmediato, es un café colombiano de tueste medio y artesanal, que tomo con frecuencia, una delicia de café. Para que viera que me había gustado le respondí que era un café muy bueno y que esa marca (diciéndole el nombre) es una buena marca de café. Tuvo una sonrisa amplia y de orgullo. Se fue nos dejó solos y cerró la puerta acristalada del salón, su marido no se anduvo por las ramas…

— Carlos como no somos niños y sabemos de la vida, quiero ponerte en antecedentes. Ruth es una gran mujer y te preguntarás cómo acabo con un hombre como yo, hablo antes del accidente. Te lo voy a explicar porque así nos podrás entender mejor y sobre todo a ella.

— Loren de verdad no tienes que darme explicaciones de nada o contarme lo que no sea necesario.

— Es mejor que lo sepas. Ruth es una mujer especial y que necesita en una parcela de su vida, lo que el resto del mundo consideraría que es una enfermedad. Era una mujer solitaria, porque ella necesitaba ser una sumisa, el dolor en el sexo es su gran placer y hasta para a mí fue complicado al principio, porque no es fácil, aprendí con ella, aunque siempre supe que no era el AMO ideal, porque ella necesita lo que necesita y si antes no se notaba tanto, ahora en mis circunstancias… ni ella ni yo estamos bien. Ruth por no recibir lo que necesita y yo por no poder dárselo.

— Todo eso ya me lo imaginaba.

— Ruth es una esposa sumisa, fiel, inmaculada, frígida, devota… pero con unas necesidades que, si no las cubre, su estabilidad emocional decae enormemente.

— Lo que me choca es lo de frígida.

— Pues que no obtiene satisfacción con la penetración.

— Si tú lo dices será así, pero… me parece extraño. Pero vamos al grano, ¿Qué es lo que quieres de mi o que es lo que pretendes?

— Quiero que tu seas yo, que seas mis manos, que seas una prolongación de mí, ¿Me he explicado bien? (Y me llevó a su habitación para enseñarme los “mecanismos” que tenían, término utilizado por él) Hazme el favor de abrir ese armario y saca la caja de arriba, la marrón.

— (Saco la caja, que es grande y la abro) Oye, pero poco “mecanismo” como dices tú hay aquí. Un látigo, una fusta o mejor dicho una imitación, poca cosa y con demasiados años.

— Es que no es fácil comprar anónimamente nada de esto. Que a ti, que eres soltero te dará igual, pero nosotros además de guardar las formas, tenemos que ser super discretos.

Siguió expresando sus miedos a que alguien se pudiera enterar de sus gustos, pero no ahora por tener la situación que tenía, era desde siempre. Regresamos al salón, le pregunto si tiene algo donde poder escribir, llama a su mujer y se lo dice. Ella me trae un cuaderno pequeño, me lo pasa, escribo mi dirección y le digo delante de ella… “Por ser la primera vez, esta es la dirección de mi casa. Ordénale a tu mujer que se prepare adecuadamente y que vaya a mi casa, que yo estaré esperándola, eso sí, si viene a verme no serás tú el amo ni quien mande”, ella como cuando entre no hablaba, era Loren quien lo hacía, él me quiso decir algo, se había puesto algo congestionado y no le deje hablar, porque me despedí diciéndoles que no hacía falta que me acompañara ninguno a la puerta que ya sabía el camino y me marché.

Esta actitud mía no la hice para estar por encima de él, lo hice como si fuera unos más, como actuaría en las mismas circunstancias. Fue porque quería que se diera cuenta y ella también, que no había medias tintas. Que se dieran cuenta de que si aceptaban no serían unos cuernos consentidos normales, porque había más carga. Al llegar a mi casa, saqué todo lo que tenía, descubrí la cama y coloqué lo que pensaba que sería necesario para una buena sesión de BDSM, lo único que en este caso en vez de ser suave sería más fuerte. Luego vuelvo a cubrir todo para que nada se vea, lo peor que puede pasar es que lo tenga que recoger y guardar. Considero que hay muchas posibilidades de que venga. Pasa más de una hora y ya cambio de pensamiento, las posibilidades menguaban.

En vista de que pasaba el tiempo y no sucedía nada, encendí el portátil y me puse a trabajar un poco y justo llaman abajo. Era Ruth, que con voz normal me dice si la abro. Una vez que llega a mi casa, lleva puesto un abrigo gabardina, que le llega hasta las rodillas, es de color rosa intenso. Medias negras y zapatos de tacón grande y fino. Una vez que entra, se queda en la entrada, con las dos manos agarrando su bolso puesto por delante como si fuera una defensa. Me cuesta, pero al final entra en el salón y se coloca en la misma posición. Algo quiere decir y por eso le digo…

— Venga, suelta lo que tienes en la cabeza y que has venido preparando todo el camino.

— Pues sí, has sido muy irrespetuoso con Loren y eso no lo voy a permitir. Cuando hablé contigo entendí todo de otra manera, me has engañado. Me has parecido decepcionante. (Bastante chula en su actitud)

— Escúchame bien, porque no voy a repetir nada y cuando digo nada es ¡NADA! Veo que vienes en plan rebelde y eso no va a pasar. Desde que has entrado por esa puerta, el único que manda soy yo y la única que obedece eres tú, que ahora eres mía. ¡¿TE QUEDA CLARO?! Porque si no esto no estará nada bien, si no está bien, me enfadaré y si me enfado… (Según la hablaba serio y de forma contundente su expresión cambio)

— SI señor me portare bien, como es debido y como mi amo me ha ordenado, le haré caso en todo y no tendrá ninguna queja.

— Pues lo primero que tienes que hacer es olvidarte de lo que te haya dicho tu marido, quien manda, quien controla soy yo que soy tu verdadero AMO. Ahora te quitaras tu abrigo y te desnudaras…

— Es que… (La interrumpí)

— Es que NADA, haz lo que te he dicho.

Se quita el abrigo y solo lleva la ropa interior una lencería de color negro. Medias sujetas con un bonito liguero. Una braguita tipo tanga, que dejaba expuesto un culito precioso y un sujetador que realzaba sus tetas. Su cara era de orgullo, de preocupación y tal vez de algo de vergüenza. No me esperaba ese atuendo así de entrada, la mire descaradamente, acaricie su piel, para comprobar su suavidad y metí mi mano entre sus piernas, no estaba excitada. La lleve para mi habitación. Lo único que había a primera vista era una pala de azotar, había dejado la peor, que hacía mucho ruido, pero poco castigo.

Sigo acariciándola y no veo ninguna reacción de excitación. Hago que quite la ropa de cama que tapa lo que creo que le va a gustar y efectivamente una vez que queda todo descubierto, su cara da un cambio de 180º y empieza a excitarse. Hago que se desnude, solo se quedará con las medias y sus zapatos. Agarró sus muñecas y las ato a unas correas, luego las correas a una cuerda y se las subo. Quedando con los brazos en alto. Tapo sus ojos con un antifaz. Cojo una fusta potente, hago ruido con ella, que suena con el aire, veo como su piel se eriza. El primer fustazo, que se lo quería dar en las nalgas, por un movimiento de ella le da en la cintura, no grita, gime, pero de una manera especial. He estado unos diez minutos sin parar, su culo y lo que no es su culo está bien marcado, pero me doy cuenta de que ella quiere y necesita más.

Quiero ver lo que desea, por lo que quito el antifaz de sus ojos. Automáticamente mira con interés, donde más veo reflejado ese interés es en la correa más grande, más ancha y que parece más rústica. Pero no, cojo un látigo de doce puntas, se pone como una moto, gime desafiante, no se queja y se mira en los espejos, los reflejos de lo que ve le gustan. En un momento dado, se pone en tensión, estira su cuello hacia atrás, como dejando colgada la cabeza y da un gemido contenido y seco. Debe de haber tenido un orgasmo, pero lo ha disimulado, lo ha aguantado. Sigue queriendo más, a cualquier otra persona después de más de media hora siendo castigada, hubiera quedado rendida, ella no, todo lo contrario, está más activa, me acuerdo de una amiga que vive en Murcia.

Si quiere más se lo voy a dar, cuando cojo la correa grande, sus ojos se iluminan, pesa mucho, es como he dicho una correa ancha larga y con un mango de cuero. Solo blandirlo en el aire, impone por el ruido que hace. Aunque a ella de imponerle no le impone nada, solo se excita. Recibe mis zurriagazos como regalos deseados y esplendorosos. Ahora si gime, bufa de placer y pierde el control de su cuerpo. Ahora me toca descubrir si es frígida… la suelto y desprecinto un regalo para ella, unas pinzas de pezones. Se las coloco y me mira con deseo, esa mirada me dice que lo de frígida nada.

Me tumbo boca arriba y le ordeno que me folle, se coloca a horcajadas y me hago dueño de las cadenas que sujetan las pinzas de los pezones. Juego con las cadenas y eso la excita más. Se sienta sobre mi polla y como había pensado de frígida nada, ahora estaba mojadísima y ha entrado mi polla perfectamente. Mientras más estiró de sus pezoneras, ella más y mejor me cabalga, hasta que se vuelve a correr, esta vez sin disimular. Cuando se vuelve a correr lo hacemos los dos juntos, fue una corrida muy buena. Nos quedamos relajados y al rato ella se levanta al baño, cuando oigo que da un grito, pero no era un grito de peligro ni nada parecido.

Al preguntarle que pasaba sale desnuda y me muestra con orgullo las marcas que le han quedado, intensas, variadas y una gran cantidad. Se tumba de nuevo en la cama y me dice que nunca se había sentido igual. Mucho me tendría que equivocar, pero sé que lo decía sinceramente y con alegría. Su móvil estaba ardiendo, tenía mensajes de su marido todos y alguno más. Me di cuenta de que dudaba en contestar los mensajes y entonces le digo que mejor le llame, que la voz siempre le dejará más tranquilo. Las dudas se disiparon, se puso de costado dándome la espalda y llamó a su marido. Lo que no me di cuenta de que era una video llamada. Me di cuenta cuando orgullosa le mostraba las señales. En ese momento no lo dude, me puse detrás de ella y coloque mi polla en la entrada de su tierno culito y digo tierno porque se lo toqué varias veces mientras follábamos, dándome cuenta de que era virgen.

La ventaja con Ruth, que le gustaría si o si, porque el dolor la ponía. No se quejaba, pero oigo que su marido le pregunta qué le pasa, supongo que le noto algo en su cara y ella sin dudarlo, con la voz tomada le dice… “Mi señor, me está follando mi culo por primera vez y lo que no te imaginas de qué tamaño es el rabo de mi señor” tiré de las cadenas para causarle dolor en sus pezones y la penetré de golpe, un simple y discreto “AUGGG”, me pidió perdón y le dice a su marido… “No es mi señor, es mi amo” miraba a su marido mientras recibía mis embestidas brutales, que las aguantaba estoicamente hasta que deja caer el móvil y se corre, tratando de evitar que me diera cuenta, algo que era imposible.

Estuvimos follando hasta más de las dos de la mañana. Dije que la llevaba a su casa que no la dejaba irse sola. Tuve que aparcar en un sitio no muy adecuado, que no creo que a esas horas ocasionara ningún perjuicio y la acompañé hasta su portal. Ruth me iba a despedir en el mismo portal y le dije que de eso nada. Entramos sin ella poner ningún impedimento y junto a los buzones, después de manipular las pinzas de sus pezones, que como eran un regalo las llevaba puestas, le folle el culito de nuevo. Me gustaba su contención, o mejor dicho su intento de contención. Porque supongo que le daba morbo, que la pudieran pilla con el abrigo abierto sin ropa y un extraño follándose su culito.

Y lo que no había hecho antes si lo hice ahora, le llené el culo con una buena corrida para que se la enseñara a su marido. Ella estaba satisfecha por eso y no le pareció mal, todo lo contrario. Tuvimos un morreo de despedida muy cachondo y su mirada ya no era la misma, sabía que había sido un buen momento para ella, como despedida le hice una pregunta, no la típica pregunta que hacen muchos de cómo ha sido, si se ha corrido, si ha estado bien… mi pregunta… ¿Quiero que me digas como se lo ha tomado Loren? Cuando lo habléis no hay prisa.

Casualmente al día siguiente coincidimos en un acto Ruth y yo, nos saludamos como lo hacíamos siempre, pero su mirada ya no era la de siempre. Acabado el acto y para meterme con ella le digo… “Vaya careto, parece que no has dormido bien” y como estaba con más gente me responde… “No qué va, he dormido muy bien lo que pasa que tuvimos visita y me acosté tarde” me aguanté la risa y continúe a lo mío. Mi móvil no lo llevaba encima, porque se me había olvidado en el despacho y cuando llegué, tenía varias llamadas, pero había una que se repetía siete veces, era Judith. La llamo y lo primero que me dice…

— Ya era hora, madre mía, ni te has puesto el WhatsApp, pero es que ahora ni coges las llamadas. Que desastre de hombre.

— Jajaja… me lo deje olvidado en el despacho. Pero de todas las maneras… cuando empieza una llamada como tú, en plan gracioso, luego llega el guantazo, así que vamos… suelta lo que sea.

— Que “asqueroso” ¿Siempre eres tan mal pensado?

— Venga, no perdamos el tiempo…

— Vale sí, me has pillado. Lo de la Nochebuena… tengo un problema mayúsculo. No voy a poder.

— Qué le vamos a hacer.

— ¿Eso es lo que se te pasa decir? ¿Ni me preguntas qué ha pasado?

— Pues no, porque si lo hubieras querido contar ya me lo hubieras dicho.

— Como el resto de mis hermanos cenan en casa de las familias de sus parejas, mis padres han decidido pasar la noche aquí en Valencia.

— ¿Y…? Pues que se vengan, hay sitio y comida.

— Tú estás loco, lo dices en broma.

— Lo digo en serio, ahora si no quieres venir es otra cosa. Que yo dije que daba mi palabra.

— Oye que yo…vale no sé cómo lo haré, pero cuenta con tres en vez de con una y eso sí POR FAVOR, en presencia de mis padres ni una mueca y mucho menos un beso como el que me diste.

Iba a ser una Nochebuena muy interesante. Ese fue mi primer pensamiento, porque los padres de Judith no me tragaban, aunque no nos habíamos tratado. Entra Victoria a mi despacho para consultarme algo y al verme me dice… “Cuando tienes esa media sonrisa PELIGRO… ¿Qué has hecho o que vas a hacer? Porque alguna maldad se te estará ocurriendo” y le respondo… “Esta vez te has pasado de listilla, no es nada de eso, solo que los padres de Judith vendrán a cenar en Nochebuena” la reacción de Victoria… “Jajaja… Jajaja… NO JODAS ¿EN SERIO? Es que me meo… para celebrar después de varios años sin hacerlo la Navidad, lo vas a hacer a lo grande… esto no me lo pierdo… JAJAJA… JAJAJA…” y se marchó sin decirme que era lo que quería.

 

Aprovecho para felicitar estas FIESTAS a todas las personas que nos leen, a quienes mantienen en funcionamiento esta página. A aquellas personas que les toca trabajar la noche del 24 y 31, a quienes se encuentran solos sin buscarlo, que mucho ánimo y un saludo especial para SER PITER que hace mucho que no se de él.