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Noche vieja
Llegó el fin de año , dormí toda la tarde para estar descansado para la larga noche que se venía. Luego de dos años de pandemia, todo el mundo quería festejar. Tenía varias invitaciones a esperar el año nuevo que se nos venía, compañeros de oficina , familiares , incluso los vecinos habían organizado una cena bailable en la casa de uno de ellos. Como estoy separado , sin compromisos , podía asistir a la que quisiera o mas de una.
Opté por ir a la casa de mi hermana, para compartí con mi padres ya viejitos, uno nunca sabe cuando va hacer el último año de ellos. Fue una cena tranquila, con mi cuñado , una de sus hermanas , los suegros de mi hermana , mis padres, fue una cena tranquila , esperamos las 12 , los abrazos de rigor y ya como a al hora me estaba aburriendo y me marché a repartir abrazos por otros lados. Pasé por la casa de un amigo, solo de pasada a saludar, otros tragos más , con la idea de terminar en casa de un compañero de trabajo. Pero se me anduvieron pasando las copas, la casa de mi compañero quedaba a las afueras de la ciudad , en mi estado , controles policiales , preferí devolverme a mi casa y matar la noche con mis vecinos.
Llegue a mi casa, como 6 casas mas allá se escuchaba que la fiesta estaba en todo su esplendor , guardé el auto y me fui a la casa de mi vecino, con el que me llevo muy bien.
Había mucha gente , entre sus familiares, amigos y vecinos del barrio. La casa de el es grande, un buen patio, la música fuerte , todos bailando , bar abierto, etc. Ya con alcohol en el cuerpo , mi libido andaba a flor de piel , muchas mujeres interesantes , pero todas con parejas, cambiándome de grupo en grupo.
Terminé conversando con otros vecinos , que no era muy amigos pero si nos saludábamos todos los días y entre ellos , un matrimonio de abuelos , que viven casi al frente de mi casa. Nunca había hablado con ellos , solo un “hola” cuando nos cruzábamos y nada más.
Estábamos muy entretenidos riéndonos y con mucho alcohol en el cuerpo , mis miradas libidinosas se fueron fijando en la abuela. Aida era su nombre , recién ahí lo supe. Como dije ya era una mujer de edad , bordeando los 70 calculo yo , para nada atractiva , pero con unas tetas enormes y un culo gigantesco. Sin darme cuenta , se me iba sola la vista a esos enormes pechos , quizás siendo poco disimulado, hasta que ella se dio cuenta y al parecer le gustó atraer la atención de este cuarentón divorciado, por que empezamos a intercambiar miradas cada vez mas intensas. Con mis bromas o anécdotas, ( ella, también algo pasada de copas ) , se reía mucho , me las festejaba y poco a poco se fue notando el interés de ambos. Su marido , un viejo flaco y chico , estaba sentado , muy borracho y casi ni hablaba, hasta que de un momento a otro , lo perdimos, quedo se completamente dormido.
Ya era tarde y la veterana dijo que a pesar de estar pasándolo tan bien , se marcharía preguntándonos quien la podía ayudar a llevarse a su marido. Era mi oportunidad. También dije que me marcharía y que yo la ayudaría a llevarse al vecino. Nos despedimos de todos , semi despertamos al viejo y entre los dos lo llevamos lentamente hasta su casa.
En el corto trayecto , mientras sujetaba al vecino, mi mano se rosaba con una de sus tetas una y otra vez, si dejar de mirarnos. Llegamos a la casa , tuve que sostener al vecino que casi no se podía mantener en pie, mientras ella le buscaba en sus bolsillos , la llave apara entrar.
Lo llevé hasta su cuarto , dejándolo acostado sobre la cama. En mis pensamientos estaba la idea de hacer algo , era mas que evidente la atracción mutua que se había generado y me dije a mi mismo , que si la abuela al salir cerraba la puerta de su cuarto, es por que algo quería, y asi lo hizo. Le apagó la luz y cerró la puerta. Era la señal que esperaba.
Caminé hasta la puerta de calle, la casa toda a oscuras , alumbrada solo por la luz del árbol de pascua que estaba encendido , sin abrirla , mientras ella detrás mío, me daba las gracias por ayudarla a traer a su marido, diciéndome en voz baja que con lo ebrio que estaba , seguro ya nada lo despertaría.
Me quedé mirándola y sin pensarlo más , me tiré el salto. La abracé y nos besamos , bajando mis manos de inmediato a sus enormes nalgas atrayéndola hacia mi. La anciana se dejÓ tocar sin ningún problema , sintiendo su lengua dentro de mi boca respirando agitadamente. A dos pasos teníamos la cocina, donde no metimos en caso que el viejo abriera la puerta no nos fuera a ver de inmediato. La apoyé contra el mueble de cocina , metiéndole mano por todos lados. Esa noche usaba un vestido largo , ancho , el que fui levantando por detrás hasta que por fin llegue a sus nalgas carnosas. Eran enormes , blandas , suaves , que apreté fuertemente, amasándoselas , deleitándome con ellas mientras refregaba mi cuerpo contra el de ella.
Metí mi mano por delante , buscando la entrada superior de su calzón. Era un calzón enorme , recién casi llegando al ombligo pude encontrar la parte superior. Le metí la mano por ahí, llegando a su sexo buscando entre una abundante mata de pelos y los pliegues de carne de su abultada concha hasta que sentí esa mojada parte de su cuerpo que me indicó que estaba en el lugar exacto. No uno , ni dos , tres dedos metidos en su concha , masturbando fuertemente a mi madura vecina, escuchado sus quejidos ahogados en mi oído.
Desesperado busque sus tetas y la única forma era levantarle el vestido por delante hasta su cuello. Quise sacárselo , pero no me dejo , me dijo que solo así por si acaso. Efectivamente que era muy arriesgado desnudarla por completo , pero conseguí mi objetivo y tuve en mi cara dos tetas descomunales que a tirones conseguí sacar al aire . Ella misma se sujetaba su vestido dejándome llegar a sus deliciosas tetas que me devoré con locura. Era gigantescas, al menos un par de kilos cada una. Se las chupe con furia, enajenado, mientras ella se estremecía de placer.
Me solté el pantalón, saqué mi verga y le tome la mano llevándosela ahí. La abuela me la agarró con fuerza y me la comenzó a jalar , mientras yo volvía a masturbarla. Le ordené que me la chupara y de inmediato se doblo llegando hasta ella , metiéndola en su boca. Por la incómoda posición para ella solo le dio unas cuantas chupadas y se volvió a incorporar. – ¡Te la tengo que meter ! – le dije , comenzando a darla vuelta. Me decía que no ahí , que era muy arriesgado , pero no la escuche , ya la tenía apoyada contra el mueble, dándome la espalda.
Le levante el vestido y le bajé los calzones hasta el piso. Al subir no me contuve al ver su enorme culo ahí y le planté lengua por todos lados, le separé con ambas manos sus gordas nalgas y sumergí la cabeza entre ellas degustando su culo. La abuela no paraba de moverse, echando su culo hacia atrás , gozando de la comida de culo que le estaban dando.
Me levante y sin contemplación se la metí violentamente hasta el fondo, sacándole un gemido que no pudo acallar. Comencé a darle y a darle con fuerza a ese enorme culo, una y otra vez, aferrado a sus anchas caderas. La abuela estaba entregada al placer, solo apoyada en el mueble de cocina recibía y recibía verga , aguantando sus quejidos. La casa en completo silencio, solo se escuchaban los golpes de mi cuerpo rebotando contra sus nalgas, hasta que en un momento la abuela sentí que la abuela se orinó , dos, tres, cuatro chorros mojándome la verga y las piernas . Fue tan excitante, que no me aguanté mas y acabé dentro de ella, apoyándome sobre su espalda, agarrándole sus fabulosas tetas que colgaban en la oscuridad.
Nos acomodamos la ropa rápidamente mientras tratábamos de recuperar el aliento. Le dije que esto tendríamos que volver a repetirlo , pero mas cómodos , en mi casa. Me dijo que si, que le encantaría, pero quería mejor que me fuera. Le dí un último agarrón a sus tetas y salí de su casa.
Mientras cruzaba la calle , vi que la fiesta aun continuaba en la casa de mis vecinos. Pensé en volver , pero me dí cuenta que mis pantalones estaban todos mojados y no me quedó mas remedio que ir a acostarme.
En mi cama , recordando lo vivido , esperaba con ansias el momento de volver a tener a mi vecina , con mas tiempo , mas cómodos para seguir disfrutando de sus generosas carnes.